EL DÍA QUE NACÍ YO...

Una inocente diablura, que me apetece dedicar a mis amigas Paola Silvello y Laura Repullo, quienes con sus citas me inspiraron esta travesura...


Creo que las almas de los niños son los herederas de la memoria histórica de las generaciones anteriores”
(Hayao Miyazaki)




La tormenta como jarro de agua fría lanzado de sopetón sobre la reseca piel, hacia ya rato que se hizo sentir. Ahora ya solo quedaba la brisa húmeda y fresca, el olor a tierra mojada, y la luna en creciente.


Sentado frente a la ventana, tomando un baño de noche, luna, y brisa; estaba el que escribe, algunas veces bien, y la mayoría muy mal; Jugueteando con una vieja biliart. Comenzó a canturrear, y eso que no es amigo de canturreos, una vieja copla del maestro Quintero, una copla tan conocida como sentida:

El día que nací yo,
que planeta reinaría...

Con la flamenquería, la luna, y la brisa fresca; la nostalgia poco a poco se fue apoderando del que escribe, algunas veces bien, y la mayoría muy mal:



Cuando yo nací, Mercurio transitaba por el signo de Cáncer, y la luna argenta, regía en las vidas de todos.
Los periódicos de aquel sábado, se ocupaban de la huelga en los puertos del Reino Unido, que al parecer, tenia paralizada a toda Inglaterra; del preocupante estado de salud de oliveira salazar 1; y  la sección de local del periódico, se fijaba en la inauguración del paso elevado de la calle Raimundo Fernandez Villaverde, sobre la enorme avenida que entonces se llamaba de otra manera, y luego se volvió a llamar Pº de la Castellana.

Una Grandiosa manera, decía la prensa, de conmemorar tan significativo día para esa unidad de destino en lo universal. La radio emitía canciones ligeras, pegadizas, sin compromiso, con una gota de modernidad y de ritmo, solo una gota. Ninguna pretensión más que la de refrescar el sopor del verano en la Villa.


Y, en aquel señalado día; y en uno de los paritorios del Hospital Clínico de San Carlos, tras un satisfactorio parto, tuvo lugar el feliz alumbramiento; que se produjo instantes después de que yo, comenzara a respirar y a ocupar sitio en este mundo de locos, y en aquella unidad de destino en lo universal...


A pesar de la llantina, me lavaron, como si fuese a ir de boda. Me tallaron, como si de entrar en el regimiento de cazadores se tratase. Y para terminar, me pesaron como si fuese a participar en el Gran National. Al final de todo aquel viacrucis, envuelto en una toquilla de perlé que perteneció a alguien,  no se a quien, por fin... Me dejaron frente a la teta de mi madre.


 En esas andaba un servidor, cuando, para escándalo de propios, y extraños, entró uno de los propios, puño en alto en la habitación. Al enterarse de que aún no había sido inscrito con ninguna gracia, el hombre cogió la perra, de que la mía debería de ser la de Buenaventura. No en honor al cardenal italiano que en su tiempo fuese general de la Orden franciscana no, no, no... Aquel se refería a otro Buenaventura, un tipo integro y bragado como pocos, que leía a Faure, y más que en dios, creía en Bakunin, y que murió cerca de donde yo estaba aquel día, pegando tiros en nombre de la justicia.

 El propio rápidamente fue silenciado y reprendido, en la unidad de destino en lo universal de entonces, ciertas alegrías eran, como ahora, severamente castigadas; y por si las moscas, mi abuela tras santiguarse tres veces a toda prisa pensó: El lunes a las nueve de la mañana le hago cofrade de la Archicofradía de la Purisima Concepción de Maria Sociedad de Decesos, no vaya a ser que se muera sin bautizar y vaya por ahí a... algún lugar sin nombre, o acabe en algún agujero escavado en alguna cuneta, que viene a ser lo mismo. 

Después de mamar, y eructar por primera vez, me quede dormido. Haber nacido en tan señalado día para esa unidad de destino en lo universal, fue uno de los esfuerzos más agotadores que he hecho, en mis cuarenta y seis años de vida”
La tormenta hacia ya tres horas que había pasado, el aire poco a poco se iba apaciguando, y el que escribe, algunas veces bien y la mayoría muy mal, decidió irse a la cama.

"No saber lo que ha ocurrido antes de nosotros es como seguir siendo niños."
Cicerón.


1.- En minúsculas a propio intento. Ningún tirano merece que se escriba su nombre como Dios manda, con mayúsculas.
Las fotografías de esta entrada pertenecen a las series: "Fachadas del viejo Madrid", "Siete de noviembre", "Madrid", "Zodiacales" y "Mías" y han sido realizadas en los veranos de 2009 a 2016. 

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