POR LAS CALLES DE MADRID...

Por las calles de Madrid que no son las de Toledo...


Así comenzaba un viejo chotis, y algo que este que escribe, escribiera bien una vez. Lo escribió en  los tiempos  del Rey que Rabio, cuando la municipalidad  pretendía que las calles de la Villa se asemejaran lo más posible a las de París o a las de Londres, según familias...


Y del entrañable  aprendiz de río que era el Manzanares, se intentó que por arte de virli virloque, pasara a ser río, ria, superpuerto, y hasta turistica playa fluvial. Afortunadamente, un relajante café con leche en la Plaza Mayor logró que el delirante tiempo de los sucesores de Gil Imon y sus pollas, quedara en el recuerdo,  como un año pasado por agua.


Y ahí van los dos, como este escribiera hace años, caminando juntos y pensando en como cambian las cosas: Hoy, el de la capa española y el sombrero de terciopelo, piensa en los lisboetas; en que dirán y  que pensaran al saber que lo que en la Villa pasó un dieciocho de julio, para algunos un "golpe cívico-militar", y lo que los lisboetas vivieron un veinticinco de abril solo fue un "puch" sin importancia  y si así fue que venga Metragirta lo vea, opine, y. tercie en la discusión de vecinos, haciendo verdadera justicia; que para algo Madrid y Lisboa estuvieron a punto de quedar unidas y hermanadas fluvialmente hablando por los delirios de alguien de esta gloriosa estirpe.



El otro paseante, el del safo,  la parpusa,  la filosofía de taberna, tertulia y chato de tinto; tambien anda cabizbajo y pensativo: Él se niega a vivir disfrazado, a convertirse en indio Siux en su reserva; que  por unas pocas perras, canta su modus vivendi,  hace de bufón ante chinos, japoneses, y si se tercia, ante algún marciano.


Este, y no otro, es el presente de aquellos dos burros que según el popular chotis, y ese que a veces escribe, describiera más o menos bien, caminar las calles de Madrid. Dos burros que andan las calles, buscando un puñado de grano que llevarse a la boca; teniendo, al final, que conformárse, para comer, con un pobre manojo de heno.

Las fotografías de esta entrada han sido realizadas en el otoño de 2009 y 2010, aunque su edición es de final del verano de 2017.
  

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